COMPLEMENTO es un e-zine que se actualiza el primer viernes de cada mes. Está hecho sin recursos económicos ni subsidios y cuenta enteramente con la buena predisposición de lxs colaboradores que optan aportar sus textos o imágenes al proyecto. NO HAY FINES DE LUCRO. Se agradece difusión por un pensamiento divergente. La Complemento desprecia al lector pasivo, busca un lector que piense y difiera de lo que lee, que discuta, un lector crítico. Al ser una entrega mensual se tomará como criterio un eje temático para cada número, pero NO un enfoque homogéneo. Bienvenida sea la genuina diversidad.

viernes, 5 de octubre de 2012

TESTIMONIO

QUEER AS TRANS
> Por Francisco A Sfeir

Muchas veces escuché la pregunta de si se nace o se hace homosexual… La verdad que no sé, sin embargo, yo aprendí y aprendo a serlo. Tal vez mi construcción identitaria resulta distinta a las construcciones gay imaginadas debido a que nací “diferente” a  los tipos que un* por lo general conoce… Nací con concha, con ovarios, con tetas,  y también con una herencia que estaba mucho antes de que yo apareciera, esa de cómo se es mujer en nuestra sociedad.
Lesbiana, machona, trola, camionera, butch, chonga, que no tocaba a un hombre ni con un puntero láser pero que los deseaba en silencio: así transcurrí mis años de secundaria, como una verdadera torta, todo un ejemplar… Pero no estaba todo bien, había una incomodidad. Por así decirlo no me tocaba ni me dejaba tocar, nunca me proyecté siendo esa persona,  algo no cerraba, no cuadraba.  Eso lo hice consciente tras conocer a un chico trans. En ese momento yo militaba en un colectivo feminista, y él vino a pedirnos ayuda. Nos contó su vida, qué sentía, qué sintió, las situaciones por las que pasó, todo. En cada recuerdo que compartía, otros me venían a mi mente, y a mi cuerpo. Era algo nuevo, si bien yo ya conocía “lo trans” por fuentes medicas (esas, las más accesibles a la ignorancia) desde ese día conocí la otra versión, la fuente más fiable, la que siente y pasa por el cuerpo. También conocí gente lista para ayudar, enseñar y aprender, toda una comunidad a la cual me sume.
Fue todo un dilema empezar a construir mi masculinidad, cómo crear una que cuadre a mis ideologías feministas, a mis sentires y a mi cuerpo que no quiere ser cortado por bisturís. Aún no está terminada, y no lo va a estar hasta que me muera, porque es algo que no para, que no deja de ser, ni de edificarse. Está presente en cada acto, cada palabra, cada pensamiento… Y en esa masculinidad, existe mi homosexualidad.
No fue para nada fácil, no me pude pensar con un hombre hasta que conocí a mi actual pareja. Nos conocimos en un encuentro de pibes trans y me enamoré de pies a cabeza. Lamentablemente no podía dejar mi prejuicio de lado: ¡¡Nunca había estado con un hombre!! ¿Cómo me lo encaro? ¿Cómo se besa a un tipo, yo siendo tipo? ¿Cómo se toca, dónde se toca? ¿Qué se dice, qué no? Miles de preguntas me invadieron. Por suerte el deseo no se dejó atormentar y surgió, tan inexpertamente, bello y divertido.
Ya el panorama volvía a cambiar, ya no era sólo un hombre con tetas, conchas y ovarios, ex-lesbiana (y no tan ex), sino que me gustaban los hombres. Lo más raro es que me convertí en puto mucho después de dejarme llevar por el deseo. Tuve que aprender, que leer, observar, decodificar, entender, pensar y descubrir una cultura con códigos, lenguaje, corporalidades, clasificaciones, costumbres y gustos totalmente nueva para mi, y eso aprendido codificarlo a mi persona.
No es fácil ser un tipo trans gay, no lo es con nuestros pares trans, ní con los gay cisexuales. La homofobia y transfobia no descansa. Nunca faltan preguntas incómodas o rechazos de nuestros compañeros trans. No es fácil construir una masculinidad cuando ser gay en nuestra cultura no es ser masculino. Tampoco es fácil construir una identidad gay, cuando ser trans implica una corporalidad, un pasado, unos detalles, que no es de un hombre.
Aunque tenga todos los “peros” del mundo me resulta irónico haber transitado/traspasado la frontera de los géneros y seguir pensando/me, (con) un genero y una sexualidad determinada. Hoy en día tal vez puedo decir que lo que me incentivó a ser libre y feliz fue ni más ni menos que el deseo.